La selección de colectas está en la opción I Isaías 62:6-12 (DHH) salmo 97 (DHH) Titos 3:4-7 (DHH) Lucas 2:1-20 (DHH)
6 Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: "No se queden callados los que invocan al Señor, 7 no lo dejen descansar hasta que haya reconstruido a Jerusalén y haya hecho que todo el mundo la alabe." 8 El Señor ha jurado alzando su poderoso brazo derecho: "Nunca más permitiré que tus enemigos se coman tu trigo ni que los extranjeros se beban el vino que has hecho con tu trabajo; 9 sino que ustedes mismos recogerán la cosecha, se la comerán y me alabarán a mí; y recogerán las uvas y beberán el vino en los atrios de mi santo templo." 10 Salgan, salgan por las puertas, preparen el camino para mi pueblo. Construyan con cuidado la calzada y límpienla de piedras; levanten la señal para llamar a las naciones. 11 El Señor anuncia esto hasta el extremo de la tierra: "Digan a la ciudad de Sión que ha llegado ya su salvador. El Señor trae a su pueblo después de haberlo rescatado." 12 A los israelitas los llamarán "El pueblo santo", "Los libertados por el Señor", y a Jerusalén, "La ciudad deseada", "La ciudad no abandonada".
1 ¡Alégrese toda la tierra! ¡Alégrense las islas numerosas! ¡El Señor es Rey! 2 Está rodeado de espesas nubes; la justicia y el derecho sostienen su trono; 3 el fuego va delante de él y quema a los enemigos que lo rodean. 4 Sus relámpagos iluminan el mundo; ¡la tierra tiembla al verlos! 5 Las montañas se derriten como cera ante el Señor, ante el dueño de toda la tierra. 6 Los cielos anuncian su justicia; todos los pueblos ven su gloria. 7 Quedan humillados los que adoran ídolos, los que se sienten orgullosos de ellos. ¡Todos los dioses se inclinan ante él! 8 Oh Señor, Sión y las ciudades de Judá se alegran mucho por tus decretos; 9 pues tú, Señor altísimo, estás por encima de toda la tierra y mucho más alto que todos los dioses. 10 El Señor ama a los que odian el mal; protege la vida de los que le son fieles; los libra de caer en manos de malvados. 11 La luz brilla para el hombre bueno; la alegría es para la gente honrada. 12 ¡Alégrense en el Señor, hombres buenos, y alaben su santo nombre!
4 Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, 5 y, sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, por pura misericordia nos salvó lavándonos y regenerándonos, y dándonos nueva vida por el Espíritu Santo. 6 Pues por medio de Jesucristo nuestro Salvador nos dio en abundancia el Espíritu Santo, 7 para que, después de hacernos justos por su bondad, tengamos la esperanza de recibir en herencia la vida eterna.
1 Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo. 2 Este primer censo fue hecho siendo Quirinio gobernador de Siria. 3 Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo. 4 Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. 5 Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. 6 Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. 7 Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón. 8 Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. 9 De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. 10 Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: 11 Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. 12 Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo." 13 En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: 14 "¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!" 15 Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: —Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. 16 Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo. 17 Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, 18 y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. 19 María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. 20 Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.
El Leccionario Dominical de la Iglesia Episcopal (Leccionario Comun Revisado o en ingles RCL) para uso de los lectores de la Iglesia del Redentor en Astoria, Nueva York.