El Leccionario Dominical de la Iglesia Episcopal (Leccionario Comun Revisado o en ingles RCL) para uso de los lectores de la Iglesia del Redentor en Astoria, Nueva York.

jueves, 5 de febrero de 2009

Sexto Domingo después de Epifanía, Año B, RCL

Colecta del Día: Oh Dios, fortaleza de los que ponen su confianza en ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bueno sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para que, al guardar tus mandamientos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

2 Reyes 5:1-14 (DHH)

1 Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy estimado y favorecido por su rey, porque el Señor había dado la victoria a Siria por medio de él. Pero este hombre estaba enfermo de lepra. 2 En una de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha cautiva, y se quedó al servicio de la mujer de Naamán. 3 Esta muchachita dijo a su ama: —Si mi amo fuera a ver al profeta que está en Samaria, quedaría curado de su lepra. 4 Naamán fue y le contó a su rey lo que había dicho aquella muchacha. 5 Y el rey de Siria le respondió: —Está bien, ve, que yo mandaré una carta al rey de Israel. Entonces Naamán se fue. Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa, 6 y le llevó al rey de Israel la carta, que decía: "Cuando recibas esta carta, sabrás que envío a Naamán, uno de mis oficiales, para que lo sanes de su lepra." 7 Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la ropa en señal de aflicción y dijo: —¿Acaso soy Dios, que da la vida y la quita, para que este me mande un hombre a que lo cure de su lepra? ¡Fíjense bien y verán que está buscando un pretexto contra mí! 8 Al enterarse el profeta Eliseo de que el rey se había rasgado la ropa por aquella carta, le mandó a decir: "¿Por qué te has rasgado la ropa? Que venga ese hombre a verme, y sabrá que hay un profeta en Israel." 9 Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. 10 Pero Eliseo envió un mensajero a que le dijera: "Ve y lávate siete veces en el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra." 11 Naamán se enfureció, y se fue diciendo: —Yo pensé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor su Dios, y que luego iba a mover su mano sobre la parte enferma, y que así me quitaría la lepra. 12 ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en ellos y quedar limpio? Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: —Señor, si el profeta le hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con mayor razón si solo le ha dicho que se lave usted y quedará limpio. 14 Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había ordenado el profeta, y su carne se volvió como la de un jovencito, y quedó limpio.

Salmo 30 Exaltabo te, Domine

1 Te ensalzaré, oh Señor,

porque me has alzado, *

y no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

2 Oh Señor Dios mío, a ti clamé, *

y tú me sanaste.

3 Oh Señor, me sacaste del abismo; *

me hiciste revivir, para que no descendiese a la

sepultura.

4 Canten al Señor, ustedes sus fieles, *

y celebren su santo Nombre;

5 Porque sólo un momento dura su ira, *

pero su favor toda la vida.

6 Aunque al anochecer nos visite el llanto, *

en la mañana vendrá la alegría.

7 Dije yo en mi comodidad,

"No seré jamás conmovido; *

tú, oh Señor, con tu favor

me afirmaste como monte fuerte".

8 Luego escondiste tu rostro, *

y fui muy turbado.

9 A ti, oh Señor, clamé, *

y a mi Soberano supliqué, diciendo:

10 "¿Qué provecho hay en mi muerte,

cuando yo descienda a la fosa? *

¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?

11 Escucha, oh Señor, y ten misericordia de mí;

oh Señor sé tú mi ayudador."

12 Has cambiado mi lamento en danzas; *

me has quitado el luto, y me has vestido de fiesta.

13 Por tanto a ti canta mi corazón, y no llora más; *

oh Señor Dios mío, te daré gracias para siempre.


 

1 Corintios 9:24-27 (DHH)

24 Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. 25 Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita. 26 Yo, por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. 27 Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.

Marcos 1:40-45 (DHH)

40 Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: —Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. 41 Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo: —Quiero. ¡Queda limpio! 42 Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. 43 Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho: 44 —Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes. 45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.


 

El texto de los salmos es tomado del Libro de Oración Común 1979 La Iglesia Episcopal. Las lecturas bíblicas son tomadas de La Biblia de estudio : Dios habla hoy. 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Las lecturas del Antiguo Testamento pueden tener un texto alterno con su propio salmo. Texto encerrado en [ ] es opcional. Texto en { } para hacer claro el texto que sigue.