El Leccionario Dominical de la Iglesia Episcopal (Leccionario Comun Revisado o en ingles RCL) para uso de los lectores de la Iglesia del Redentor en Astoria, Nueva York.

jueves, 5 de febrero de 2009

Miércoles de Ceniza, todos los años

Colecta del día: Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de todos los penitentes: Crea y forma en nosotros, corazones nuevos y contritos, para que, lamentando debidamente nuestros pecados y reconociendo nuestra miseria, obtengamos de ti, Dios de toda misericordia, perfecta remisión y perdón; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Joel 2:1-2,12-17

1 Toquen la trompeta en el monte Sión; den el toque de alarma en el santo monte del Señor. Tiemblen todos los que viven en Judá, porque ya está cerca el día del Señor: 2 día de oscuridad y tinieblas, día de nubes y sombras. 12 "Pero ahora —lo afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón. ¡Ayunen, griten y lloren!" 13 ¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios, y desgárrense el corazón en vez de desgarrarse la ropa! Porque el Señor es tierno y compasivo, paciente y todo amor, dispuesto siempre a levantar el castigo. 14 Tal vez decida no castigarlos a ustedes, y les envíe bendición: cereales y vino para las ofrendas del Señor su Dios. 15 ¡Toquen la trompeta en el monte Sión! Convoquen al pueblo y proclamen ayuno; 16 reúnan al pueblo de Dios, y purifíquenlo; reúnan a los ancianos, a los niños y aun a los niños de pecho. ¡Que hasta los recién casados salgan de la habitación nupcial! 17 Lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan entre el vestíbulo y el altar: "Perdona, Señor, a tu pueblo; no dejes que nadie se burle de los tuyos; no dejes que otras naciones los dominen y que los paganos digan: '¿Dónde está su Dios?' "

O esta

Isaías 58:1-12

1 El Señor me dijo: "Grita fuertemente, sin miedo, alza la voz como una trompeta; reprende a mi pueblo por sus culpas, al pueblo de Jacob por sus pecados. 2 Diariamente me buscan y están felices de conocer mis caminos, como si fueran un pueblo que hace el bien y que no descuida mis leyes; me piden leyes justas y se muestran felices de acercarse a mí, 3 y, sin embargo, dicen: '¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve? ¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?' El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; 4 el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas y dando golpes criminales con los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus oraciones. 5 ¿Creen que el ayuno que me agrada consiste en afligirse, en agachar la cabeza como un junco y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza? ¿Eso es lo que ustedes llaman 'ayuno', y 'día agradable al Señor'? 6 Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tiranía; 7 en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes. 8 Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá. 9 Entonces, si me llamas, yo te responderé; si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: 'Aquí estoy.' Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, 10 si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía. 11 Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua. 12 Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas y afianzará los cimientos puestos hace siglos. Llamarán a tu pueblo 'reparador de muros caídos', 'reconstructor de casa en ruinas'.


 

Salmo 103 Benedic, anima mea

[1 Bendice, alma mía, al Señor, *

y todo mi ser bendiga su santo Nombre.

2 Bendice, alma mía, al Señor, *

y no olvides ninguno de sus beneficios.

3 El perdona todas tus iniquidades, *

y sana todas tus dolencias.

4 El rescata del sepulcro tu vida, *

y te corona de favor y misericordia.

5 El sacia de bien tus anhelos, *

y como el águila se renueva tu juventud.

6 El Señor hace justicia, *

y defiende a todos los oprimidos.

7 Dio a conocer sus caminos a Moisés, *

y al pueblo de Israel sus obras.]

8 Misericordioso y compasivo es el Señor, *

lento para la ira y rico en clemencia.

9 No nos acusará para siempre, *

ni para siempre guardará su enojo.

10 No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, *

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.

11 Así como se levantan los cielos sobre la tierra, *

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.

12 Como dista el oriente del occidente, *

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como un padre cuida de sus hijos, *

así cuida el Señor a los que le veneran;

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *

se acuerda de que no somos más que barro.

[15 Como la hierba son nuestros días; *

florecemos como la flor del campo,

16 Que pasa el viento por ella, y ya no existe, *

y su lugar no la conocerá más;

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre

sobre los que le veneran, *

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;

18 Sobre los que guardan su pacto, *

y se acuerdan de sus mandatos y los cumplen.

19 El Señor estableció en los cielos su trono, *

y su soberanía domina sobre todos.

20 Bendigan al Señor, ustedes sus ángeles,

potestades que ejecutan sus órdenes, *

obedeciendo a la voz de su palabra.

21 Bendigan al Señor, ustedes sus huestes, *

ministros suyos que hacen su voluntad.

22 Bendigan al Señor, ustedes sus obras,

en todos los lugares de su dominio. *

Bendice, alma mía, al Señor.]

2 Corintios 5:20b-6:10 (DHH)

Así pues, en el nombre de Cristo les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios. 21 Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo. 1 Ahora pues, como colaboradores en la obra de Dios, les rogamos a ustedes que no desaprovechen la bondad que Dios les ha mostrado. 2 Porque él dice en las Escrituras: "En el momento oportuno te escuché; en el día de la salvación te ayudé." Y ahora es el momento oportuno. ¡Ahora es el día de la salvación! 3 En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga en descrédito. 4 Al contrario, en todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paciencia los sufrimientos, las necesidades, las dificultades, 5 los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el hambre. 6 También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimiento de la verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, por nuestro amor sincero, 7 por nuestro mensaje de verdad y por el poder de Dios en nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para el ataque como para la defensa. 8 Unas veces se nos honra, y otras veces se nos ofende; unas veces se habla bien de nosotros, y otras veces se habla mal. Nos tratan como a mentirosos, a pesar de que decimos la verdad. 9 Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bien conocidos. Estamos medio muertos, pero seguimos viviendo; nos castigan, pero no nos matan. 10 Parecemos tristes, pero siempre estamos contentos; parecemos pobres, pero enriquecemos a muchos; parece que no tenemos nada, pero lo tenemos todo.

Mateo 6:1-6, 16-21 (DHH)

1 "No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio. 2 "Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. 3 Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; 4 hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. 5 "Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. 16 "Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. 17 Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, 18 para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre, que está en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa. 19 "No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20 Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar. 21 Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.

El texto de los salmos es tomado del Libro de Oración Común 1979 La Iglesia Episcopal. Las lecturas bíblicas son tomadas de La Biblia de estudio : Dios habla hoy. 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Las lecturas del Antiguo Testamento pueden tener un texto alterno con su propio salmo. Texto encerrado en [ ] es opcional. Texto en { } para hacer claro el texto que sigue.

Ultimo domingo después de la Epifanía, Año B, RCL

Colecta del día: Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria en el monte santo: Concédenos que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos para llevar nuestra cruz y ser transformados a su imagen de gloria en gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

2 Reyes 2:1-12 (DHH)

1 Cuando llegó el momento en que el Señor iba a llevarse a Elías al cielo en un torbellino, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. 2 Y Elías le dijo a Eliseo: —Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Betel. Pero Eliseo le contestó: —Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron juntos hasta Betel. 3 Pero los profetas que vivían en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: —¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? —Sí, ya lo sé —contestó Eliseo—, pero ustedes no digan nada. 4 Después Elías le dijo a Eliseo: —Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Jericó. Pero Eliseo le contestó: —Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron juntos hasta Jericó. 5 Pero los profetas que vivían en Jericó salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: —¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? —Sí, ya lo sé —respondió Eliseo—, pero ustedes no digan nada. 6 Luego le dijo Elías: —Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán. Pero Eliseo le contestó: —Te juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron los dos. 7 Pero cincuenta profetas llegaron y se detuvieron a cierta distancia, frente a ellos; Elías y Eliseo, por su parte, se detuvieron a la orilla del río Jordán. 8 Entonces Elías tomó su capa, la enrolló y golpeó el agua, y el agua se hizo a uno y otro lado, y los dos cruzaron el río como por terreno seco. 9 En cuanto cruzaron, dijo Elías a Eliseo: —Dime qué quieres que haga por ti antes que sea yo separado de tu lado. Eliseo respondió: —Quiero recibir una doble porción de tu espíritu. 10 —No es poco lo que pides —dijo Elías—. Pero si logras verme cuando sea yo separado de ti, te será concedido. De lo contrario, no se te concederá. 11 Y mientras ellos iban caminando y hablando, de pronto apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que los separó, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Al ver esto, Eliseo gritó: "¡Padre mío, padre mío, que has sido para Israel como un poderoso ejército!" Después de esto no volvió a ver a Elías.

Salmo 50:1-6

Deus deorum

1 El Dios de dioses, el Señor, ha hablado; *

ha convocado la tierra

desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

2 De Sión, perfección de hermosura, *

Dios ha resplandecido.

3 Vendrá nuestro Dios, y no callará; *

delante de él, fuego consumidor,

a su alrededor, tempestad poderosa.

4 Desde lo alto convocó a los cielos y a la tierra, *

como testigos del juicio de su pueblo.

5 "Reúnanme a mis devotos, *

los que conmigo hicieron pacto,

y lo sellaron con sacrificio".

6 Proclame el cielo su justicia, *

pues Dios mismo está juzgando.

2 Corintios 4:3-6 (DHH)

3 Y si el evangelio que anunciamos está como cubierto por un velo, lo está solamente para los que se pierden. 4 Pues como ellos no creen, el dios de este mundo los ha hecho ciegos de entendimiento, para que no vean la brillante luz del evangelio del Cristo glorioso, imagen viva de Dios. 5 No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros nos declaramos simplemente servidores de ustedes por amor a Jesús. 6 Porque el mismo Dios que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo.

Marcos 9:2-9 (DHH)

2 Seis días después, Jesús se fue a un cerro alto llevándose solamente a Pedro, a Santiago y a Juan. Allí, delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. 3 Su ropa se volvió brillante y más blanca de lo que nadie podría dejarla por mucho que la lavara. 4 Y vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con Jesús. 5 Pedro le dijo a Jesús: —Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 6 Es que los discípulos estaban asustados, y Pedro no sabía qué decir. 7 En esto, apareció una nube y se posó sobre ellos. Y de la nube salió una voz, que dijo: "Este es mi Hijo amado: escúchenlo." 8 Al momento, cuando miraron alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. 9 Mientras bajaban del cerro, Jesús les encargó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado.

El texto de los salmos es tomado del Libro de Oración Común 1979 La Iglesia Episcopal. Las lecturas bíblicas son tomadas de La Biblia de estudio : Dios habla hoy. 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Las lecturas del Antiguo Testamento pueden tener un texto alterno con su propio salmo. Texto encerrado en [ ] es opcional. Texto en { } para hacer claro el texto que sigue.

Sexto Domingo después de Epifanía, Año B, RCL

Colecta del Día: Oh Dios, fortaleza de los que ponen su confianza en ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bueno sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para que, al guardar tus mandamientos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

2 Reyes 5:1-14 (DHH)

1 Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy estimado y favorecido por su rey, porque el Señor había dado la victoria a Siria por medio de él. Pero este hombre estaba enfermo de lepra. 2 En una de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha cautiva, y se quedó al servicio de la mujer de Naamán. 3 Esta muchachita dijo a su ama: —Si mi amo fuera a ver al profeta que está en Samaria, quedaría curado de su lepra. 4 Naamán fue y le contó a su rey lo que había dicho aquella muchacha. 5 Y el rey de Siria le respondió: —Está bien, ve, que yo mandaré una carta al rey de Israel. Entonces Naamán se fue. Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa, 6 y le llevó al rey de Israel la carta, que decía: "Cuando recibas esta carta, sabrás que envío a Naamán, uno de mis oficiales, para que lo sanes de su lepra." 7 Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la ropa en señal de aflicción y dijo: —¿Acaso soy Dios, que da la vida y la quita, para que este me mande un hombre a que lo cure de su lepra? ¡Fíjense bien y verán que está buscando un pretexto contra mí! 8 Al enterarse el profeta Eliseo de que el rey se había rasgado la ropa por aquella carta, le mandó a decir: "¿Por qué te has rasgado la ropa? Que venga ese hombre a verme, y sabrá que hay un profeta en Israel." 9 Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. 10 Pero Eliseo envió un mensajero a que le dijera: "Ve y lávate siete veces en el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra." 11 Naamán se enfureció, y se fue diciendo: —Yo pensé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor su Dios, y que luego iba a mover su mano sobre la parte enferma, y que así me quitaría la lepra. 12 ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en ellos y quedar limpio? Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: —Señor, si el profeta le hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con mayor razón si solo le ha dicho que se lave usted y quedará limpio. 14 Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había ordenado el profeta, y su carne se volvió como la de un jovencito, y quedó limpio.

Salmo 30 Exaltabo te, Domine

1 Te ensalzaré, oh Señor,

porque me has alzado, *

y no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

2 Oh Señor Dios mío, a ti clamé, *

y tú me sanaste.

3 Oh Señor, me sacaste del abismo; *

me hiciste revivir, para que no descendiese a la

sepultura.

4 Canten al Señor, ustedes sus fieles, *

y celebren su santo Nombre;

5 Porque sólo un momento dura su ira, *

pero su favor toda la vida.

6 Aunque al anochecer nos visite el llanto, *

en la mañana vendrá la alegría.

7 Dije yo en mi comodidad,

"No seré jamás conmovido; *

tú, oh Señor, con tu favor

me afirmaste como monte fuerte".

8 Luego escondiste tu rostro, *

y fui muy turbado.

9 A ti, oh Señor, clamé, *

y a mi Soberano supliqué, diciendo:

10 "¿Qué provecho hay en mi muerte,

cuando yo descienda a la fosa? *

¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?

11 Escucha, oh Señor, y ten misericordia de mí;

oh Señor sé tú mi ayudador."

12 Has cambiado mi lamento en danzas; *

me has quitado el luto, y me has vestido de fiesta.

13 Por tanto a ti canta mi corazón, y no llora más; *

oh Señor Dios mío, te daré gracias para siempre.


 

1 Corintios 9:24-27 (DHH)

24 Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. 25 Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita. 26 Yo, por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. 27 Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.

Marcos 1:40-45 (DHH)

40 Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: —Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. 41 Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo: —Quiero. ¡Queda limpio! 42 Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. 43 Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho: 44 —Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes. 45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.


 

El texto de los salmos es tomado del Libro de Oración Común 1979 La Iglesia Episcopal. Las lecturas bíblicas son tomadas de La Biblia de estudio : Dios habla hoy. 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Las lecturas del Antiguo Testamento pueden tener un texto alterno con su propio salmo. Texto encerrado en [ ] es opcional. Texto en { } para hacer claro el texto que sigue.

Quinto Domingo después de la Epifanía, Año B, RCL


 

Colecta del Día: Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante que nos has manifestado en tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.


 

Isaías 40:21-31 (DHH)

21 ¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No lo habían oído decir? ¿No se lo contaron desde el principio? ¿No lo han comprendido desde la creación del mundo? 22 Dios tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra, y ve a los hombres como si fueran saltamontes. Él extiende el cielo como un toldo, lo despliega como una tienda de campaña. 23 Él convierte en nada a los grandes hombres y hace desaparecer a los jefes de la tierra. 24 Son como plantas tiernas, recién plantadas, que apenas han echado raíces en la tierra. Si Dios sopla sobre ellos, se marchitan, y el huracán se los lleva como a paja. 25 El Dios Santo pregunta: "¿Con quién me van a comparar ustedes? ¿Quién puede ser igual a mí?" 26 Levanten los ojos al cielo y miren: ¿Quién creó todo eso? El que los distribuye uno por uno y a todos llama por su nombre. Tan grande es su poder y su fuerza que ninguno de ellos falta. 27 Israel, pueblo de Jacob, ¿por qué te quejas? ¿Por qué dices: "El Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se interesa por mí"? 28 ¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios eterno, el creador del mundo entero, no se fatiga ni se cansa; su inteligencia es infinita. 29 Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. 30 Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, 31 pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.


 

Salmo 147:1-12, 21c

Laudate Dominum

1 ¡Aleluya! ¡Cuán bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios! *

¡Cuán agradable es honrarle con loores!

2 El Señor reconstruye Jerusalén; *

a los desterrados de Israel recoge.

3 El sana a los quebrantados de corazón, *

y venda sus heridas.

4 Cuenta el número de las estrellas; *

a todas ellas llama por su nombre.

5 Grande es el Señor nuestro, incomparable su poder, *

infinita su sabiduría.

6 El Señor levanta a los humildes, *

mas humilla hasta el polvo a los malvados.

7 Canten al Señor con acción de gracias; *

toquen el arpa a nuestro Dios.

8 El cubre los cielos de nubes, *

y prepara la lluvia para la tierra;

9 Hace brotar la hierba en los montes, *

y plantas verdes para la humanidad.

10 Da alimento a los ganados, *

y a las crías de cuervo que graznan.

11 No se deleita en el vigor del caballo, *

ni se complace en la fortaleza del hombre.

12 Se complace el Señor en los que le veneran, *

en los que confían en su gracia y favor.

21 No ha tratado así a ninguna otra nación, *

ni les ha dado a conocer sus mandatos. Aleluya !


 

1 Corintios 9:16-23 (DHH)

16 Para mí no es motivo de orgullo anunciar el evangelio, porque lo considero una obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo anuncio! 17 Por eso, si lo hiciera por propia iniciativa, tendría derecho a una recompensa; pero si lo hago por obligación, es porque estoy cumpliendo un encargo que Dios me ha dado. 18 En este caso, mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir del anuncio del evangelio. 19 Aunque no soy esclavo de nadie, me he hecho esclavo de todos, a fin de ganar para Cristo el mayor número posible de personas. 20 Cuando he estado entre los judíos me he vuelto como un judío, para ganarlos a ellos; es decir, que para ganar a los que viven bajo la ley de Moisés, yo mismo me he puesto bajo esa ley, aunque en realidad no estoy sujeto a ella. 21 Por otra parte, para ganar a los que no viven bajo la ley de Moisés, me he vuelto como uno de ellos, aunque realmente estoy sujeto a la ley de Dios, ya que estoy bajo la ley de Cristo. 22 Cuando he estado con los que son débiles en la fe, me he vuelto débil como uno de ellos, para ganarlos también. Es decir, me he hecho igual a todos, para de alguna manera poder salvar a algunos. 23 Todo lo hago por el evangelio, para tener parte en el mismo.


 

Marcos 1:29-39 (DHH)

29 Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, 31 y él se acercó, y tomándola de la mano la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos. 32 Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús, 33 y el pueblo entero se reunió a la puerta. 34 Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían. 35 De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario. 36 Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, 37 y cuando lo encontraron le dijeron: —Todos te están buscando. 38 Pero él les contestó: —Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido. 39 Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.

El texto de los salmos es tomado del Libro de Oración Común 1979 La Iglesia Episcopal. Las lecturas bíblicas son tomadas de La Biblia de estudio : Dios habla hoy. 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Las lecturas del Antiguo Testamento pueden tener un texto alterno con su propio salmo. Texto encerrado en [ ] es opcional. Texto en { } para hacer claro el texto que sigue.