El Leccionario Dominical de la Iglesia Episcopal (Leccionario Comun Revisado o en ingles RCL) para uso de los lectores de la Iglesia del Redentor en Astoria, Nueva York.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Primer Domingo después de Navidad todos los años

Este domingo tiene preferencia sobre las tres conmemoraciones que siguen al Día de Navidad. Si fuera necesario, la observancia de una, dos o todas ellas ha de ser pospuesta un día.

Colecta: Dios todopoderoso, tú has derramado sobre nosotros la nueva luz de tu Verbo encarnado: Concede que esta luz, que arde en nuestro corazón, resplandezca en nuestra vida; mediante nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Isaías 61:10-62:3 (DHH)
10 ¡Cómo me alegro en el Señor! Me lleno de gozo en mi Dios, porque me ha brindado su salvación, ¡me ha cubierto de victoria! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas. 11 Porque así como nacen las plantas de la tierra y brotan los retoños en un jardín, así hará el Señor que brote su victoria y que todas las naciones entonen cantos de alabanza. 1 Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que tu victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha encendida. 2 Las naciones verán tu salvación, todos los reyes verán tu gloria. Entonces tendrás un nombre nuevo que el Señor mismo te dará. 3 Tú serás una hermosa corona real en la mano del Señor tu Dios.

Salmo 147 (DHH)
1 ¡Aleluya! ¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios! ¡A él se le deben dulces alabanzas! 2 El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los dispersos de Israel. 3 Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas. 4 Él determina el número de las estrellas, y a cada una le pone nombre. 5 Grande es nuestro Dios, y grande su poder; su inteligencia es infinita. 6 El Señor levanta a los humildes, pero humilla por completo a los malvados. 7 Canten al Señor con gratitud; canten himnos a nuestro Dios, al son del arpa. 8 Él cubre de nubes el cielo, prepara la lluvia para la tierra, hace crecer los pastos en los montes, 9 da de comer a los animales y a las crías de los cuervos cuando chillan. 10 No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre lo que más agrada al Señor; 11 a él le agradan los que lo honran, los que confían en su amor. 12 Jerusalén, alaba al Señor; Sión, alaba a tu Dios. 13 Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad. 14 Él trae la paz a tu territorio y te satisface con lo mejor del trigo. 15 Él envía su palabra a la tierra, y su palabra corre a toda prisa. 16 Él produce la nieve como si fuera lana, y esparce la escarcha como si fuera polvo. 17 Él envía el hielo en forma de granizo; con el frío que envía, el agua se congela. 18 Pero envía su palabra, y la derrite; hace soplar el viento, y el agua corre. 19 Él dio a conocer a Jacob, a Israel, su palabra, sus leyes y decretos. 20 No hizo lo mismo con las otras naciones, las cuales nunca conocieron sus decretos. ¡Aleluya!

Gálatas 3:23-25 ; 4:4-7 (DHH)
23 Antes de venir la fe, la ley nos tenía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. 24 La ley era para nosotros como el esclavo que vigila a los niños, hasta que viniera Cristo, para que por la fe obtuviéramos la justicia. 25 Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley, 4 Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, 5 para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. 6 Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: "¡Abbá! ¡Padre!" 7 Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.

Juan 1:1-18 (DHH)
1 En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. 2 Él estaba en el principio con Dios. 3 Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. 5 Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla. 6 Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió 7 como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. 8 Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. 9 La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo. 10 Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. 11 Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. 12 Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. 14 Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. 15 Juan dio testimonio de él, diciendo: "Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo." 16 De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro; 17 porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.